Estimado Daniel Sánchez-Arévalo;
cuentas en tu última película, la historia de una familia, de una gran familia, de una gran familia española. Con sus anécdotas y sus miserias, sus buenas y malas relaciones, sus celebraciones y sus carencias. Y todo ello aderezado con relaciones entre hermanos, padres e hijos, amor, fútbol y cine, música y quesitos, lágrimas de risa y lágrimas de emoción.
Me gustaría contarte que mi padre me enseñó a ver cine: a disfrutarlo y a llorarlo, a sufrirlo y a reírlo, a aprender con él, recordarlo, revisarlo, contarlo, vivirlo. A sentirlo. A dejar de verlo si la película se antojaba una pérdida de tiempo, o construir anécdotas y recuerdos por haber aguantado hasta el final. A crear complicidad con frases y escenas de películas importantes para los dos. En definitiva: a emocionarme. Read more