Lo siento amor mío. Me rindo, pero antes de despedirme tengo que confesarte algo: no soporto la sopa. Nunca me gustó pero cuando me enteré de que trabajabas entre pucheros y caldos, todo el día remueve que te remueve, hice un esfuerzo por superarlo,…, mi querida cuchara de madera.
Yo, un solitario insecto palo que nunca antes se había enamorado, que solamente había soñado con camas de virutas y almohadas de serrín; cuando contemplé tu estilizado cuerpo tallado en aquella fina madera de boj, me prometí a mí mismo hacer todo lo que estuviera en mis patas para fusionarme contigo. Pero el olor a sopa es más fuerte que yo y te ha impregnado por completo. Y sé que el dolor de las ruedas al pasar por mi frágil cuerpo será mucho más soportable que seguir sintiendo cómo se hace astillas mi pobre corazón de palo.
Pobre corazón de palo 🙁
Encantador…!
un palooooo!! un paloooo!!!
super cuqui!