Dedos curiosos

Dedos Duna - copia
Estos son los pies de Duna. Duna tiene siete años y le gusta caminar descalza. Le gusta investigar, jugar y contar lo que siente. Sus dedos curiosos asoman por uno de sus calcetines, cansados de la oscuridad y ansiosos por conocer.

Hay mucha basura en televisión. Tampoco es que esté diciendo nada que no sepamos, y tampoco me quejo; bueno, sí, lo hago, aunque sé que es tan fácil como no ver ciertos programas o canales. Pero no me conformo con volver la espalda. No me hace ninguna gracia la impunidad con la que bastantes representantes de la vida política española se mofan diariamente de la ciudadanía, y por mucho que evite ver las noticias, mi conciencia me recuerda que siguen ahí. Cerrar los ojos no me sirve como solución.

Afortunadamente y en medio de vertederos varios como Mariló Montero, Entre Todos y otros circos patéticos, surgen oasis que te reconfortan. Como el magnífico programa de la televisión catalana (TV3), Amb ulls de nen (Con ojos de niño). Se trata de una serie documental dirigida por Núria Castejón, que cada semana se centra en un tema: valores, amistad, salud y enfermedad, ocio, diversidad, familia, consumo, escuela, ocio y aprendizaje, democracia, amor, futuro. Temas, como se ve, totalmente cercanos y que afectan a todo el mundo y sobre los que, todo el mundo, tenemos una postura, criterio, expectativas y vivencias.

Las niñas y los niños que aparecen en cada uno de los programas, son de verdad, de carne y hueso, no porque nos hagan llorar por una facilona sensibilidad televisiva, ni porque aparezcan como artistas precoces en un contexto que, tal vez, no les pertenezca (el de la farándula, me refiero). Son de verdad, porque las más de cincuenta voces y rostros que aparecen, han sido escogidos entre unas 250 alumn@s de cuarto, quinto y sexto de primaria de doce escuelas y ámbitos domésticos, culturales, económicos, sociales y geográficos, diversos. Y aunque tod@s vivan en Cataluña, sus palabras y vivencias se pueden entender como una representación mucho más amplia de lo que es nuestra realidad más cercana.

Y son de verdad, porque te hacen sentir y pensar.

Les vemos actuar en su día a día, escuchamos sus opiniones acerca de las preguntas que se les plantean, asistimos a cómo ell@s mism@s escogen qué enfocar en las cámaras que el programa les facilita, y no pasa un solo capítulo en el que no me maraville sentir el alivio de ver cómo son tratados como seres inteligentes y capaces de aportar ideas. Lo que dicen y cómo lo dicen, puede resultar simple, pero en realidad responde a una sencillez que emana espontaneidad y sinceridad por los cuatro costados, hasta convertirse en filosofía cotidiana hecha por quienes están aprendiendo a vivir.

Hace pocos días, me fijé en una camiseta que tenían a la venta en una tienda de ropa, en la sección infantil. La camiseta tenía impresa la silueta de un torso visto a través de una radiografía, de manera que aparecían las costillas y, ocupando el lugar donde estaría el corazón, había un mando de la play station. Sé que no es más que una camiseta, pero la imagen me pareció agresiva, simplista, triste. En uno de los últimos capítulos que he visto del programa, una niña de unos diez años se refería a la crisis económica diciendo que «para que haya un rico, se necesita empobrecer a mucha gente”. ¿Cuántos adultos responsables habrán / habremos pensado alguna vez semejante verdad sin creer que no era más que una tontería?

Os invito a dejar asomar a vuestros dedos curiosos.

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