Picatostes 4

NARANJO
La paciente ingresada que, por su enfermedad, no puede comer naranjas, siempre las pide de postre. Desde la cocina del hospital le llegan cada día en la bandeja y ella, las va colocando en hilera junto a la ventana. Una más, solamente una más y el árbol que imagina a través de los cristales, acabará por hacerse real.

BUFANDA ETERNA
Desde su mecedora, la mujer teje una bufanda eterna, porque no sabe tejer otra cosa. Teje y se mece, se balancea y gira otro punto. Sabe que el tiempo corre en su contra pero tampoco lo piensa demasiado. Ella teje y teje y la bufanda se va perdiendo por el suelo, se descuelga por la ventana y acaba enrollada en el cuello de quienes pasean por la calle. Y así, aunque el reloj avance, sus pensamientos y emociones acaban filtrándose por la lana hasta llegar a otras gargantas.

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4 comments

  1. Antonio dice:

    Buenos relatos! Para cuando una novela corta??

  2. Enric dice:

    Bueno, por fin! Muy bellas las tres. La de las naranjas me ha encantado.

  3. Terenci dice:

    Muy sabrosos los picatostes. El de las naranjas me ha parecido precioso <3

  4. Virginia Rodríguez Herrero dice:

    Una novela corta es un interesante reto, quién sabe,…, ¡gracias!

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